sábado, 12 de febrero de 2022

TRIDUO DE LOS AFLIGIDOS A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES.

 

Dispuesto por un devoto de la Inmaculada, y publicado en Mérida (Yucatán) por la Imprenta “Nueva” de Cecilio Leal en 1927, con licencia eclesiástica.





TRIDUO PARA QUE LOS AFLIGIDOS PIDAN EL REMEDIO DE SUS NECESIDADES A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

 

 

Puestos de rodillas ante la imagen de Nuestra Señora de Lourdes, se dice con devoción el siguiente:

  

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

   

ACTO DE CONTRICIÓN.

 

 

   Eterno Dios y Señor, que por redimirme y salvarme de la tiranía del demonio derramaste tu preciosísima Sangre. ¡Ah Señor, qué mal he correspondido a tan grande beneficio! Muchos años empleados únicamente en servirte y amarte no serían suficientes para manifestar ni una mínima parte de gratitud que te debo por tan singular favor. ¡Desgraciado de mí que he olvidado que tú eres mi Creador y Redentor, que recompensas con bienes eternos nuestros pequeños servicios! ¡Oh Señor, cuánto siento haberte ofendido con mis potencias y sentidos, con mis palabras, obras y pensamientos! Quisiera morir de dolor de haberte agraviado empleando el tiempo tan mal, olvidado de Ti que eres el sumo bien de mi alma, el único objeto digno de mi amor. Pero, Señor, ya conozco mi maldad, ya conozco mi iniquidad, y confiado en tu bondad y misericordia, me postro humilde y contrito a tus pies, que tantos pasos dieron por mi remedio y te pido perdón de mis pecados. Sí, perdón te pido por tu sagrada vida, Pasión y muerte; perdón por tu Purísima Madre María Santísima. Dame tu gracia para que pueda perseverar en mis buenos propósitos, hasta que libre de las prisiones del cuerpo, vuele mi alma a alabarte en la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

 

ORACIÓN PARA LOS TRES DÍAS

 

 

   A ti, consuelo de los afligidos, a ti, Madre de piedad y de misericordia, a ti, de quien no se ha oído decir jamás que el que a ti acude, que el que confiado y con fe firme se acoge a tu patrocinio haya salido desconsolado. A ti dirijo mi trémula voz, mis fervientes súplicas, mis llorosos ojos se fijan en tu hermosa imagen, pidiéndote por el amor de tu Hijo divino el remedio de esta necesidad, de esta pena, que me tiene en continua angustia y sobresalto de esta aflicción que me devora, y que, aunque tú la conoces, quiero que mis labios te lo digan (Aquí se pide que se desea). ¿No escucharás mis ruegos? ¿No te moverá a compasión mi desgracia? Sí, Señora, tengo entero confianza y fe en que me concederás el remedio de mis penas. el consuelo de mis aflicciones y trabajos. Esto te pido y espero conseguir porque tu maternal Corazón se conmoverá con mis ruegos, y me alcanzarás lo que sea para mayor honra y gloria de Dios, tuya y bien de mi alma. Amén.

    

 

—Un Ave María, Gloria Patri y la siguiente invocación:

 

 

El consuelo en mi aflicción

Hoy te pido, Madre mía,

Concédemelo tú María,

Por tu limpia Concepción.

 

   

—Un Ave María, Gloria Patri y la siguiente invocación:

 

 

La más segura confianza

Anima mi corazón,

De que hoy serán terminadas

Mis penas y mi aflicción.

 

   

—Un Ave María, Gloria Patri y la siguiente invocación:

 

 

Eres Reina poderosa,

Madre llena de piedades,

Pues hoy mis necesidades

Remédialas bondadosa.

  

 

—Una Salve y luego la oración del día:

 



DÍA SEGUNDO

   

MADRE INMACULADA DE DIOS HIJO,

 RUEGA POR NOSOTROS.

 

ORACIÓN

 

   ¡Oh María incomparable! ¡Oh dulcísima y amorosísima Madre de Dios! ¡A qué dignidad tan alta te elevó tu profunda humildad, tu pureza y todas las virtudes que adornan tu alma santísima! El supremo Señor de cielo y tierra te llenó de bendiciones desde la eternidad para que fueras la digna Madre del Verbo de Dios hecho hombre. Por eso el Arcángel Gabriel te dice «Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres». ¡Oh Señora!, por el inefable gozo que tuviste en el día venturoso en que tomó carne humana el Hijo de Dios en tu purísimo vientre; por el inmenso regocijo que sentiste al verlo nacido, adorado y alabado de Ángeles, pastores y Reyes, encantándote con su bellísimo semblante, te ruego humildemente interpongas tus ruegos para alcanzar de tu Hijo benditísimo el remedio de mis necesidades espirituales temporales; que cese ya está (aquí se dice la necesidad) que me tiene en continuo sobresalto, sin darme tregua ni descanso, para atender al negocio importante de mi salvación eterna. ¡Ea, Reina poderosa y clemente!, ruega por nosotros. ¿Qué puedes pedir a tu sacratísimo Hijo que no te conceda al momento? Tú dispones en el cielo y mandas como Madre del Rey Eterno, absoluto Señor de todo lo que existe, y jamás podrá oponerse a tus deseos; pues siendo tan grande tu poder y siendo nuestra amorosa Madre, ¿me dejarás sin consuelo? ¿No remediarás mis necesidades? ¿No calmarás la angustia que me devora? Sí Señora, es imposible que no se mueva a piedad tu compasivo Corazón al verme postrado ante tu bellísima imagen de Lourdes, lleno de fe y confianza, y con una seguridad tal de conseguir lo que te pido que ya mi corazón está tranquilo, le alegría anima mi semblante, mi oprimido pecho se ensancha reanimado, porque estoy seguro, sí, muy seguro de que la Madre de Dios ha escuchado mis ruegos, ha pedido lo que solicito, y está concedido lo que deseo. ¡Oh Madre mía!, no puede ser de otro modo, cuando estoy cierto que jamás se ha oído decir que el que ocurre a tu patrocinio, implora tu auxilio y pide tu socorro, haya salido desconsolado: esto alego a mi favor y en ello confío para ser escuchado y atendido por ti, ¡oh Virgen pura y santa!, y que recibiendo el remedio de mis males temporales y también el de los espirituales, consiga la práctica de todas las virtudes, la perseverancia en la gracia y amistad de Dios hasta el último instante de mi vida, y la dicha de gozar la bienaventuranza por los siglos de los siglos. Amén.

   

 

—Hoy se repite con mucha frecuencia y con grande fe y confianza: «¡María, amantísima madre de Dios Hijo, concebida sin pecado, escúchame!».



LETANÍA CONCLUSIVA

  

Señora, Óyenos.

Señora, escúchanos.

 

Hija inmaculada de Dios Padre. Ruega por nosotros.

Madre inmaculada de Dios Hijo. Ruega por nosotros.

Esposa inmaculada de Dios Espíritu Santo. Ruega por nosotros.

Sagrario inmaculado de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.

  

Relicario inmaculado del Verbo divino. Ruega por nosotros.

Templo inmaculado de la Divinidad. Ruega por nosotros.

Trono inmaculado del Hijo de Dios. Ruega por nosotros.

Corredentora inmaculada del género humano. Ruega por nosotros.

Reina inmaculada del cielo y de la tierra. Ruega por nosotros.

Eficaz auxilio de los cristianos. Ruega por nosotros.

Poderoso patrocinio de los desvalidos. Ruega por nosotros.

Insigne protectora de los atribulados. Ruega por nosotros.

Consuelo constante de los afligidos. Ruega por nosotros.

Remedio de todos los males. Ruega por nosotros.

Piadosa madre de los pecadores. Ruega por nosotros.

Refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.

Fortaleza de los débiles. Ruega por nosotros.

Tesoro de los necesitados. Ruega por nosotros.

Socorro de los adeudados. Ruega por nosotros.

Defensora y sostén de la Santa Iglesia. Ruega por nosotros.

Lirio inmaculado de los valles. Ruega por nosotros.

Emperatriz inmaculada de todo lo creado. Ruega por nosotros.

Reina inmaculada de los coros angélicos. Ruega por nosotros.

Heroína inmaculada de los Patriarcas. Ruega por nosotros.

Ideal inmaculado de los Profetas. Ruega por nosotros.

Maestra inmaculada de los Mártires. Ruega por nosotros.

Modelo inmaculado de los confesores. Ruega por nosotros.

Azucena inmaculada de las vírgenes. Ruega por nosotros.

Reina inmaculada de todos los santos. Ruega por nosotros.

Perla inmaculada concebido sin pecado original. Ruega por nosotros.

   

María inmaculada, Virgen purísima antes del parto; óyenos Señora.

María inmaculada, Virgen intacta en el parto; escúchanos Señora.

María inmaculada, castísima Virgen después del parto: ruega por nosotros.

 

 

. Ruega por nosotros, Inmaculada Madre de Dios.

. Para que seamos dignos de las gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo.

   

 

 

ORACIÓN

 

 

   Acógeme bajo tu amparo, Inmaculada María, para que los que te hemos dirigido estas preces. seamos libres de todo mal y peligros del alma y cuerpo, por Nuestro Señor Jesucristo tu Hijo Santísimo. Amén.

  

 

En el nombre del Padre , y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario