Dispuesto por un devoto de la
Inmaculada, y publicado en Mérida (Yucatán) por la Imprenta “Nueva” de Cecilio
Leal en 1927, con licencia eclesiástica.
TRIDUO
PARA QUE LOS AFLIGIDOS PIDAN EL REMEDIO DE SUS NECESIDADES A NUESTRA SEÑORA DE
LOURDES
Puestos
de rodillas ante la imagen de Nuestra Señora de Lourdes, se dice con devoción
el siguiente:
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN.
Eterno Dios y Señor, que por redimirme y salvarme de la
tiranía del demonio derramaste tu preciosísima Sangre. ¡Ah Señor, qué mal he correspondido a tan
grande beneficio! Muchos años empleados únicamente en servirte y
amarte no serían suficientes para manifestar ni una mínima parte de gratitud
que te debo por tan singular favor. ¡Desgraciado de mí que he olvidado que tú eres mi Creador
y Redentor, que recompensas con bienes eternos nuestros pequeños servicios! ¡Oh
Señor, cuánto siento haberte ofendido con mis potencias y sentidos, con mis
palabras, obras y pensamientos! Quisiera
morir de dolor de haberte agraviado empleando el tiempo tan mal, olvidado de Ti
que eres el sumo bien de mi alma, el único objeto digno de mi amor. Pero,
Señor, ya conozco mi maldad, ya conozco mi iniquidad, y confiado en tu bondad y
misericordia, me postro humilde y contrito a tus pies, que tantos pasos dieron
por mi remedio y te pido perdón de mis pecados. Sí, perdón te pido por tu
sagrada vida, Pasión y muerte; perdón por tu Purísima Madre María Santísima.
Dame tu gracia para que pueda perseverar en mis buenos propósitos, hasta que
libre de las prisiones del cuerpo, vuele mi alma a alabarte en la gloria por
los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN PARA LOS TRES DÍAS
A ti,
consuelo de los afligidos, a ti, Madre de piedad y de misericordia, a ti, de quien no se ha oído decir
jamás que el que a ti acude, que el que confiado y con fe firme se acoge a tu
patrocinio haya salido desconsolado. A ti dirijo mi trémula voz, mis fervientes
súplicas, mis llorosos ojos se fijan en tu hermosa imagen, pidiéndote por el
amor de tu Hijo divino el remedio de esta necesidad, de esta pena, que me tiene
en continua angustia y sobresalto de esta aflicción que me devora, y que,
aunque tú la conoces, quiero que mis labios te lo digan (Aquí se
pide que se desea).
¿No
escucharás mis ruegos? ¿No te moverá a compasión mi desgracia? Sí,
Señora, tengo entero confianza y fe en que me concederás el remedio de mis
penas. el consuelo de mis aflicciones y trabajos. Esto te pido y espero
conseguir porque tu maternal Corazón se conmoverá con mis ruegos, y me
alcanzarás lo que sea para mayor honra y gloria de Dios, tuya y bien de mi
alma. Amén.
—Un Ave María, Gloria Patri y la
siguiente invocación:
El consuelo en mi
aflicción
Hoy te pido, Madre mía,
Concédemelo tú María,
Por tu limpia Concepción.
—Un Ave María, Gloria Patri y la
siguiente invocación:
La más segura confianza
Anima mi corazón,
De que hoy serán
terminadas
Mis penas y mi aflicción.
—Un Ave María, Gloria Patri y la
siguiente invocación:
Eres Reina poderosa,
Madre llena de piedades,
Pues hoy mis necesidades
Remédialas bondadosa.
—Una Salve y luego la oración del día:
ESPOSA INMACULADA DE DIOS
ESPÍRITU SANTO, RUEGA POR
NOSOTROS.
ORACIÓN
¡Castísima Esposa del Divino Amor! ¡Virgen pura e Inmaculada, que desde el primer instante
de tu Concepción fuiste llena del Santo Espíritu de Dios! ¡Objeto preciosísimo
de las complacencias del Altísimo!, que reuniendo en ti todas las
virtudes, todas las excelencias y todos los dones que jamás criatura alguna
tuvo ni tendrá, te concedió las prerrogativas más grandes y exquisitas, los
privilegios más elevados y extraordinarios para que siendo la casta Esposa del
Espíritu Santo, fueras también la Medianera entre Dios y los hombres, para que
éstos sean animados y fortalecidos del mismo Santo Espíritu de amor y caridad ¡Oh bellísima
María! Si los Ángeles y los
Santos no pueden alabarte como mereces, ¿cómo podré yo hacerlo, siendo, ¡ay de mí!, miserable
pecador, indigno aun de estar en tu presencia? Pero tú misma
grandeza, tu misma majestad me inspira confianza porque a esa soberanía y
magnificencia propia de la Esposa del Rey de todo lo creado, que tiene su
asiento a la diestra del Omnipotente sobre los espíritus angélicos, que descubre
con su vista perspicaz hasta lo más recóndito de los cielos, la tierra y los
abismos, se junta la piedad, la misericordia, la bondad y la ternura más
exquisita para con nosotros, pobres y desgraciados pecadores. Pues, Señora,
postrado ante tu bellísima imagen de Lourdes, te llamo, invoco y requiero como
a mi tierna Madre, como a mi insigne protectora; como a mi constante
bienhechora, para que remedies los males que me afligen, para que calmes los
rigores de tantas necesidades que me atormentan; que cese ya está (aquí se
dice la necesidad)
que no me da tregua ni descanso, para dedicarme al negocio importantísimo de mi
salvación eterna. Ruega por mí, castísima Esposa de Dios Espíritu Santo, para
que consiga no solo el remedio de mis penas temporales, sino también que el
mismo Santo Espíritu ilumine mi entendimiento, inflame mi voluntad y adorne mi
alma con sus sacrosantos dones y todas las virtudes de que eres tan perfecto
modelo. También te pido el remedio de las necesidades de la Santa Iglesia, las
del Sumo Pontífice y autoridades eclesiásticas y seculares, el alivio en sus
penas a las benditas almas que están en el Purgatorio, la paz y prosperidad de
nuestra Patria. ¡Ea,
Madre y Señora nuestra!, vuelve a
nosotros tus bellísimos ojos, cúbrenos con el manto de tu protección para que
seamos libres de tantos peligros que nos cercan, y de tantos males que nos
afligen ¡Ah
Señora mía!, Templo y sagrario
inmaculado de la Santísima Trinidad, responde favorablemente a las súplicas que
con firme fe y segura confianza te he dirigido humildemente en estos tres días
agobiado del peso de mis necesidades espirituales y temporales; recibe
benignamente mis afectuosas palabras, mis tiernos suspiros, mis amargas
lágrimas derramadas por la vehemencia de mis aflicciones. No me desampares,
Esposa inmaculada del Espíritu Santo asísteme en todos los instantes de mi vida
y en el trance terrible de mi muerte para que fortalecido con tu presencia y
haciendo un fervoroso acto de amor de Dios, vuele mi alma a gozar las eternas
delicias de la gloria por toda la eternidad. Amén.
—Hoy se dice con mucha frecuencia, fe y
esperanza: «¡María Inmaculada,
Castísima Esposa de Dios Espíritu Santo! Concédeme lo que te he pedido».
LETANÍA CONCLUSIVA
Señora,
Óyenos.
Señora,
escúchanos.
Hija inmaculada de Dios Padre. Ruega por nosotros.
Madre inmaculada de Dios Hijo. Ruega por nosotros.
Esposa inmaculada de Dios Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Sagrario inmaculado de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Relicario inmaculado del Verbo divino. Ruega por nosotros.
Templo inmaculado de la Divinidad. Ruega por nosotros.
Trono inmaculado del Hijo de Dios. Ruega por nosotros.
Corredentora inmaculada del género humano. Ruega por nosotros.
Reina inmaculada del cielo y de la tierra. Ruega por nosotros.
Eficaz auxilio de los cristianos. Ruega por nosotros.
Poderoso patrocinio de los desvalidos. Ruega por nosotros.
Insigne protectora de los atribulados. Ruega por nosotros.
Consuelo constante de los afligidos. Ruega por nosotros.
Remedio de todos los males. Ruega por nosotros.
Piadosa madre de los pecadores. Ruega por nosotros.
Refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Fortaleza de los débiles. Ruega por nosotros.
Tesoro de los necesitados. Ruega por nosotros.
Socorro de los adeudados. Ruega por nosotros.
Defensora y sostén de la Santa Iglesia. Ruega por nosotros.
Lirio inmaculado de los valles. Ruega por nosotros.
Emperatriz inmaculada de todo lo creado. Ruega por nosotros.
Reina inmaculada de los coros angélicos. Ruega por nosotros.
Heroína inmaculada de los Patriarcas. Ruega por nosotros.
Ideal inmaculado de los Profetas. Ruega por nosotros.
Maestra inmaculada de los Mártires. Ruega por nosotros.
Modelo inmaculado de los confesores. Ruega por nosotros.
Azucena inmaculada de las vírgenes. Ruega por nosotros.
Reina inmaculada de todos los santos. Ruega por nosotros.
Perla inmaculada concebido sin pecado
original. Ruega
por nosotros.
María inmaculada, Virgen purísima antes del
parto; óyenos
Señora.
María inmaculada, Virgen intacta en el parto; escúchanos Señora.
María inmaculada, castísima Virgen después del
parto: ruega
por nosotros.
℣. Ruega por nosotros, Inmaculada Madre
de Dios.
℟. Para que
seamos dignos de las gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN
Acógeme bajo tu amparo, Inmaculada María,
para que los que te hemos dirigido estas preces. seamos libres de todo mal y
peligros del alma y cuerpo, por Nuestro Señor Jesucristo tu Hijo Santísimo. Amén.
En el nombre del Padre ✠, y del Hijo ✠, y del
Espíritu Santo. Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario